La catarata de recuerdos es intensa. Cuando era estudiante de la carrera, junto a Roberto Harari, contábamos las materias aprobadas con la ansiedad de llegar al 75% necesarias para poder asociarnos. Así fue como tengo aún el carnet de cuero blanco con el Nº 226 de socio.
Fui presidente en 1968, con 25 años, para completar el período hasta 1969, por renuncia en pleno de la entonces Comisión Directiva, cuya presidenta era la querida Pichona Ocampo. Recuerdo que en el traspaso, con ternura Pichona dijo: “a ver cómo les va a los chicos…”
Retomé mi vinculación mucho después junto a Isabel Lucioni y Beatriz Janin conformando la Escuela de Postgrado de APBA. A los pocos años asumí como presidente nuevamente en los difíciles momentos para el país y para los psicólogos en particular, en 1982. De esa intensa lucha por nuestros derechos, se destacan dos recuerdos: cuando estábamos juntando firmas para la gran solicitada de una página entera, (habíamos conseguido la firma muy mayoritaria de casi toda la dirigencia social y política) bajo el lema por mí propuesto de “HACER LEGAL LO QUE ES LEGÍTIMO”, faltaba casi exclusivamente la del entonces candidato a presidente Raúl Alfonsín. Allí llamé a Marcelo Stubrin, a quien conocía, diciéndole: “solo falta la firma de él y se va a pensar que no apoya nuestra causa…”. A los 15 minutos tuvimos su firma. También en una reunión de la C Directiva preparatoria de aquella marcha de julio de 1983, propuse: “hay que juntar 3000 psicólogos” bajo la mirada casi atónita, si no con desconfianza, de mis colegas. Grande fue la satisfacción compartida cuando vimos la tapa del diario Clarín con la foto de la multitudinaria marcha que el diario calculaba en 3500 colegas.
Los editoriales de la Gaceta, los primeros números de la RAP…en fin, recuerdos de una APBA pujante, representativa como todos queremos que vuelva a ser.
Osvaldo Devries